viernes, 20 de febrero de 2009

DETALLES DE LA INQUISICIóN

UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
Facultad de Estudios Generales
Departamento de Ciencias Físicas

“DETALLES” DE LA INQUISICIÓN[1]

Adaptación: Rafael Ortiz Vega

El inicio de la Inquisición se remonta a, probablemente, 1184 d. C. cuando el papa Lucio III decretó en Verona que los obispos de cada parroquia debían encausar a los sospechosos de simpatizar con la herejía. Para esto, debían nombrar a personas honorables que bajo juramento se comprometían a informar acerca de los sospechosos. El Concilio de Tolosa instituyó, en 1229 d.C. un tribunal especial, apoyado por el brazo secular, para enjuiciar a los herejes.
Según Carl Sagan, la obsesión con los demonios empezó a alcanzar un crescendo cuando en 1484, el papa Inocencio VIII declaró en su famosa Bula que:

Ha llegado a nuestros oídos que miembros de ambos sexos no evitan la relación con ángeles malos, íncubus y súcubus, y que, mediante su brujerías, conjuros y hechizos sofocan, extinguen y echan a perder los alumbramientos de las mujeres.

Con esta Bula, se inició la acusación, tortura y ejecución sistemática de incontables brujas de toda Europa. Desembocó en lo siguiente:

· El papa Lucio III nombró a Henry Kramer y James Sprenger para que realizaran y escribieran un estudio completo. Produjeron el Malleus Maleficarum o “martillo de las brujas” uno de los documentos más aterradores de la historia humana. En este se describían métodos para liberar los demonios del cuerpo antes de que las torturas las matara. Las matara , porque a pesar de que la Bula no discriminaba por género, en la práctica fueron mayormente niñas, mujeres jóvenes y adultas las más perjudicadas.
· Comenzaron a inscribirse inquisidores en toda Europa, quienes acusaban para posterior investigación a las sospechosas.
· Todos los gastos de la investigación, juicio y ejecución recaían sobre los acusados o sus familias. Entre estos costes caben mencionarse :

1. la dieta de los detectives privados contratados para espiar a la bruja potencial
2. el vino para los centinelas
3. los banquetes para los jueces
4. los gastos de viaje de un mensajero enviado para buscar un torturador más experimentado a otra ciudad.
5. la leña
6. el alquitrán
7. la cuerda del verdugo

Cada miembro del tribunal obtenía una gratificación por cada bruja quemada. El resto de las propiedades de la bruja, si las había, se dividían entre la Iglesia y el Estado. Surgió una espiral burocrática que se fue ampliando hasta involucrar a la clase media y acaudalada de ambos sexos. Entre más casos se sumaban, más difícil se hacía pensar que aquello era cosa de fantasía. A cada “bruja” enjuiciada, se le obligaba a denunciar a “otras” que tal vez no conocía. Los sacerdotes bendecían los instrumentos de tortura antes de usarse.
Las historias que se contaban eran tan absurdas como creídas. Por ejemplo, que decenas de miles se habían reunido para celebrar un aquelarre en las plazas públicas de Francia y que el cielo se había oscurecido cuando 12,000 de ellas se echaron a volar hacia Terranova.
En Gran Bretaña se contrataron buscadores de brujas que se llamaron “punzadores”. Recibían una gratificación por cada joven o bruja que acusaban. En las galeras, un punzador del siglo XVII confesó que había causado la muerte de más de 220 mujeres en Inglaterra y Escocia por el beneficio de 20 chelines “ la pieza”.
Muchas de las acusados de brujería lo fueron por motivos de celos, venganza o por la avaricia de los inquisidores que rutinariamente confiscaban las propiedades de los acusados para su propio disfrute.
En los juicios no se admitían pruebas atenuantes o testigos de la defensa. Si, por ejemplo, el esposo de la acusada declaraba que ella estaba dormida entre sus brazos en el mismo momento que la acusaban de estar retozando con el diablo, el arzobispo contestaba que un demonio había ocupado el lugar de la esposa. El testimonio de un hombre no podía contra la sabiduría y habilidades del diablo.
La crónica de los que fueron calcinados es reveladora. Como muestra, los que murieron en un solo año (1598) en una sola ciudad alemana (Wurzburgo) reflejan las estadísticas y da una pequeña muestra de la realidad humana:

El administrador del senado, llamado Gering; la anciana señora Kanzler; la rolliza esposa del sastre; la cocinera del señor Mengerdorf; una extranjera;una mujer extraña; Baunch,un senador, el ciudadano más gordo de Wurzburgo; el antiguo herrero de la corte; una vieja;una niña pequeña de 9 ó 10 años; su hermana pequeña; la madre de las dos niñas pequeñas antes mencionadas; la hija de Liebler; la hija de Goebel, la chica más guapa de Wurzburgo; un estudiante que sabía muchos idiomas; dos niños de la Iglesia, de 12 años de edad cada uno; la hija pequeña de Stepper; la mujer que vigilaba el puente; una anciana; el hijo pequeño del alguacil del ayuntamiento; la esposa de Knertz, el carnicero; la hija pequeña del doctor Schultz; una chica ciega; Schwartz, canónigo de Hach … etc, etc.

Los defensores de las/los acusadas (os), eran acusados a su vez del mismo delito…. No había escapatoria…
La herejía era un delito aún más grave. En el siglo XVI, el erudito William Tyndale fue perseguido por toda Europa, garroteado y quemado por haber intentado publicar una traducción al inglés de la Biblia. Tal vez el miedo era que se podía establecer una divulgación masiva del mensaje de Cristo, propiciando el establecimiento de una línea privada con Dios, sin intermediarios. El papel de los sacerdotes quedaba disminuido. La traducción aludida sirvió un siglo más tarde como base para la exquisita traducción de la Biblia que hiciera el rey Jacobo.
Las últimas víctimas de la Inquisición en Inglaterra fueron una señora y su hija de 9 años. Las colgaron. Su crimen: haber causado una tormenta por haberse quitado las medias…
Inocencio VIII, el de la Bula mencionada, murió en 1492, tras varios intentos fallidos de mantenerlo vivo mediante transfusiones de sangre que le causaron la muerte a tres jóvenes y amamantándose de una madre lactante. Le lloraron sus amantes y sus hijos.

[1] Adaptado principalmente de Sagan, Carl (1998) El mundo y sus demonios: La ciencia como una luz en la oscuridad, Traducción de Dolors Udina, Editorial Planeta, S.A., Barcelona España, 6ta. reimpresión exclusiva para México de Editorial Planeta Mexicana,S.A., pp. 139-142.

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